El patio andaluz deriva de una fusión entre el atrio y el peristilo de la domus romana. El atrio disponía de una abertura en el techo, un compluvio, y una fuente o surtidor en su centro. El peristilo era un jardín rodeado de columnas en la parte posterior. A finales del imperio, se aprecian ya atrios más amplios rodeadas por una columnata, y jardines traseros con algún pórtico. Ese sería el esquema que adoptarían los palacios andalusíes y las casas nobles sevillanas desde la Edad Media hasta nuestros días.
Los patios de los palacios andaluces se encuentran cerca de la entrada y están rodeados por columnas de mármol. A menudo van a parar a un jardín trasero con alguna lonja, surtidores y árboles centenarios.
La mayor parte de patios que pongo aquí no eran visitables hasta hace un par de años. La Casa de las Dueñas, por ejemplo, abrió sus puertas al público de manera definitiva en 2018. El Palacio de Salinas es igualmente visitable desde hace poco.
No hay ninguna garantía de que estos palacios no vuelvan a cerrar sus puertas en breve, o incluso de que caigan bajo la piqueta para construir bloques de pisos, como ha ocurrido ya con media docena de palacios similares. La ley que existe en España no favorece en absoluto la conservación de este tipo de palacios, pues atosiga a sus propietarios con impuestos altísimos a los que hay que sumar los costes de mantenimiento y la especulación urbanística. Se echa en falta asociaciones de protección similares a las que hay en el Reino Unido, como National Trust o British Heritage.
Todas las fotos son mías.













