Hamlet. William Shakespeare.

Introducción.

La imagen típica que se tiene de esta obra de teatro, es a un señor muy serio cogiendo a una calavera en las manos y diciéndose “Ser o no ser, esa es la cuestión”, refiriéndose a la dicotomía existencial entre la vida y la muerte. Pues bien, es más falsa que un duro sevillano.

La famosa frase la pronuncia Hamlet empuñando una espada y preguntándose si debe actuar contra una tremenda injusticia de la que sólo él es sabedor, arriesgando su vida y su tranquilidad, o  bien ignorarla y seguir adelante con su plácida vida rutinaria de príncipe.

Argumento.

Hamlet, príncipe de Dinamarca, se entera de que su padre ha sido asesinado por su tío Claudio, rey actual del país y nuevo marido de su madre Gertrudis. Tras una larga reflexión en la que se hace pasar por loco, decide finalmente pasar a la acción cuando el rey confirma su culpabilidad  al ver una obra de teatro que el mismo Hamlet hace representar a unos actores. En uno de los típicos trampantojos del barroco (similares al que podríamos encontrar en Las meninas o en la segunda parte del Quijote) el rey se ve a sí mismo representado mientras comete el terrible asesinato, en una obra teatral realizada  precisamente en el interior de otra obra teatral.

¿Por qué leerla?

Planteemos la situación del príncipe Hamlet en el mundo actual. Trabajamos por ejemplo de administrativos en un ayuntamiento de la costa, y descubrimos de pronto que nuestro alcalde y superior desvía gran parte de los fondos públicos (esos que pagamos entre todos con nuestros impuestos) para celebrar multitudinarias orgías con prostitutas y cocaína en su yate. ¿Deberíamos silenciarlo, hacer ver que aquí no pasa nada, y seguir con nuestra apacible vida de administrativo, aprobando indirectamente las burradas del señor alcalde? ¿O por el contrario deberíamos denunciar lo que sabemos, exponiéndonos a las iras de nuestro superior, que puede hacernos perder nuestro puesto de trabajo y de paso denunciarnos por calumnia y meternos en la cárcel, sin que nadie, absolutamente nadie, nos ayude? Se trata sin duda de un difícil dilema.

A %d blogueros les gusta esto: