Introducción.
Escrita en el siglo II D. C., cuando el Imperio Romano había iniciado su decadencia, esta obra narrativa es el principal antecedente de la novela picaresca española y, por lo tanto, de la novela moderna.
Argumento.
Lucio, un joven vividor obsesionado por la magia, se convierte por accidente en burro y se ve forzado como tal a compartir las miserias de los esclavos, de los desposeídos y de las víctimas de las injusticias sociales, en general. Al final del libro, la diosa Isis lo devuelve a su forma humana.
¿Por qué leer este libro?
El primero motivo sería que muestra un abanico bastante amplio de todas las capas sociales del Imperio Romano cuando iniciaba su decadencia. Ello te hace aprender (y entender) muchas más cosas acerca de este Imperio que leyendo una docena de libros de historia o de novelas históricas ambientadas en él. Leyendo sus páginas puedes captar, por ejemplo, cómo serían unos juegos de la época en el anfiteatro (en mi opinión, más parecidos a una Ópera del Liceu que a lo que estamos acostumbrados a ver en las películas de Hollywood). Digno de mención, es el episodio en el que el burro protagonista es gozado y compartido por todas las respetables matronas de una ciudad romana gracias al descomunal tamaño de su pene.
El segundo motivo es que aparecen en esta obra numerosos episodios de magia negra casi idénticos a los episodios de brujería que juzgaba la Inquisición en los siglos XVI y XVII. Por poner otro ejemplo, las brujas se convierten en lechuzas y vuelan por los aires nocturnos, tras haberse untado el cuerpo de crema; los hechiceros pueden resucitar a un muerto y hacer que hable o que vaya a asesinar a otra persona… Y todo esto con una narración mucho más entretenida y fácil de seguir para el lector actual que cualquier otra obra literaria de la época.
Recomiendo de todos modos adquirir una versión moderna y abstenerse de la antigua, del siglo XVI que, pese a ser la más editada actualmente, es difícil de entender.